domingo, 14 de agosto de 2022

factores y causas criminógenos

 

Factor predisponente



Potencial criminógeno del individuo que facilita el delito según su mayor o menor grado. Si tal conjunto es bastante fuerte, requiere poca influencia para delinquir; si es débil, necesita bastante influencia de los factores desencadenantes para llegar a la infracción.

 

Factores criminógenos



Son los elementos que sumados, contribuyen a un determinado resultado criminal. Lo constituyen factores endógenos y exógenos. Esto es a nivel general; es decir, se tienen un conjunto de factores que pueden ser considerados como criminógenos, pero no todos van a influir de la misma manera en todas las personas, por eso, se clasifican los factores, pero en cada individuo serán distintos, los factores que afecten a nivel individual en un sujeto en particular son llamados factores causales criminógenos.

 

Factores de protección de la violencia: 



Conjunto de condiciones internas o externas al individuo cuya existencia reduce la posibilidad de que se ejecuten acciones que violenten de alguna manera a las demás personas. Los factores de protección se consideran una premisa en las acciones preventivas pues su estímulo reducirá la posibilidad de que cometan conductas violentas y por lo tanto se favorecerá el saneamiento social.

 

Factores de riesgo de la violencia: 




Se entienden por factores de riesgo de las violencias todas aquellas condiciones sociales, biológicas o psicológicas que estando presentes en cantidades suficientes, favorecen la posibilidad de que se realicen conductas violentas hacia las personas o los objetos. Dichos factores por si solos pueden resultar inocuos, sin embargo de sumarse o multiplicarse entre sí, llevan al individuo a conductas consideradas como violentas. Ejemplos de estos factores son el desempleo, las adicciones, la disponibilidad de armas, el ocio, el machismo, etcétera.

Factores endógenos o somáticos: 



Son endógenos los que nacen con el sujeto y actúan hacia el medio exterior produciendo ciertos resultados. Existe relación entre la actividad del organismo con las conductas antisociales.

 

Factores familiares: 



Son factores familiares la forma en que está constituida la familia, el número de sus integrantes, su relación de afecto, comprensión, rechazo, su ambiente, su cultura, costumbres, hábitos, el estado económico, etcétera. El objetivo del estudio de la estructura familiar es conocer y obtener información sobre las personas con las que se convive, conocer las condiciones y relaciones familiares, la economía y su nivel educativo. De la familia depende la integración del niño, del adolescente y del adulto a la sociedad como individuo positivo.

Factores exógenos físicos:



Los que se refieren al ambiente natural (clima, lluvia, calor, frío, humedad, etcétera) y los ambientes artificiales formados por el ser humano (el barrio, la vivienda, los medios de comunicación, etcétera). El ambiente natural y artificial constituye un estímulo constante al que el sujeto interactúa continuamente. Son factores exógenos sociales los que se refieren a las amistades, las compañías perjudiciales, las pandillas, los centros de diversiones y de vicio, la estructura social, la organización política, la cultura, el trabajo, la educación, etcétera.

Factores psíquicos: 



Señala algunas características de los factores endógenos psíquicos y comprenden el comportamiento de la gente, el carácter, los instintos, la conciencia, el inconsciente, que se refiere a los impulsos ocultos controlados por el consiente; así como todo proceso mental, también la voluntad como toda potencia que mueve a hacer o no hacer algo y; la intención, que determina para hacer algo. Cuando nacemos, traemos al mundo una dotación mental. Lo psíquico, sea lo que sea eso, existe ya en el momento de nacer. Hay sin duda, manifestaciones psíquicas en el recién nacido: Sensaciones (dolor), sentimientos vitales (hambre, sed), expresiones emocionales (llanto). Con el tiempo irán apareciendo otras, que estaban en potencia y que serán estimuladas y modificadas por el ambiente.

 

Factores victimógenos: 



Todos aquellos que favorecen la victimización, es decir, las condiciones que hacen proclive a un individuo a convertirse en víctima. No debe confundirse factor con causa, ya que el primero favorece el fenómeno victimal, en tanto que el segundo produce la victimización.

bibliografia 

CFEC.Estudio Criminal Qué son los Factores Criminógenos recuperado de https://www.estudiocriminal.eu/blog/que-son-los-factores-criminogenos/


instrumentos o disciplinas se consideran para abordar el problema criminal o delincuencial en nuestro país

instrumentos o disciplinas se

consideran para abordar el problema

criminal o delincuencial en nuestro país

En lo que respecta a los orígenes o factores del delito, el enfoque alternativo enfatiza en una aproximación a la delincuencia como conflicto social que debe ser enfrentado con políticas públicas variadas por su carácter multidimensional Un enfoque flexible del problema reconoce la etiología compleja del fenómeno y de las soluciones posibles. Los factores estructurales de carácter macro se articulan de diversa manera en las historias individuales de quienes delinquen siguiendo maneras específicas de acuerdo con las características psicológicas de la antropología. Desde esta óptica, se concibe el comportamiento humano como complejo, que si bien incluye la dimensión racional calculante del sujeto, admite también el condicionamiento por parte de las circunstancias y las historias personales.

La manifestación de la delincuencia es variada: una cosa es el delito común y otra las formas de delincuencia organizada. La delincuencia juvenil obedece a factores específicos. La modernización o cambio acelerado de las sociedades (urbanización) es fuente de anomia que debe ser contrarrestada con la creación de nuevo tejido social y políticas de inclusión social. La aparición de nuevas normas, orientadoras de la conducta, es una de las vías para la integración

social, siempre que estas surjan de formas de participación ciudadana y comunitaria, congruentes con el nuevo orden social que aparece y que no sean fruto de la imposición verticalista.

El reconocimiento de la causalidad compleja del fenómeno delictivo debe llevar a un examen cuidadoso de las condiciones sociales, particularmente a la consideración del tema del desempleo juvenil, 20 así como de otras restricciones y exclusiones. Es por lo anterior que la mano inteligente se define como una combinación de derecho penal mínimo (reducido al tratamiento de los delitos violentos) con política social. El objetivo fundamental de esta política social ha de ser la creación de oportunidades. Las oportunidades son espacios que deben abrirse en los terrenos de la recreación, la salud y la educación.

En la dimensión comunitaria de las soluciones, debe dársele especial énfasis a la cuestión de la rehabilitación de los espacios públicos, la participación barrial juvenil y, en general, la participación ciudadana, tratando de incorporar en estas políticas un eje transversal de seguridad ciudadana que considere los problemas de la inseguridad para buscar soluciones colectivas no policiales, aunque enasocio, en diferentes escenarios, con las autoridades policiales.

En lo referente al tema de las drogas, debe buscarse un nuevo paradigma que trate el consumo de drogas como un tema de salud pública, con el propósito de reducir el consumo mediante acciones de información y prevención (Comisión Latinoamericana sobre Drogas y Democracia, 2008: 11), y focalizando la represión en los grandes traficantes, según un enfoque más específico que: a. transforme a los adictos de compradores de drogas en el mercado ilegal en pacientes del sistema de salud;

b. analice serenamente, con un enfoque de salud pública, la despenalización de los consumidores de drogas;

c. reduzca el consumo por medio de campañas innovadoras de información y de prevención que puedan ser comprendidas y aceptadas, en particular por la juventud;

d. focalice la represión hacia las organizaciones de narcotraficantes;

 
Política de Prevención del Delito



Es frecuente en estas investigaciones, encontrar referencia al tema de políticas dirigidas al abordaje de prevención del delito, entendidas también como “política criminal y políticas de seguridad” (Monge, 1993; Carranza, 1997; Devandas, 2006; Espinoza, 2007).

Cabe destacar que las preocupaciones sobre la investigación en este tema no son nuevas, ya que existen trabajos al respecto desde 1980 como se ilustra en los trabajos de Barrantes (1986), Monge (1993), Carranza (1997), y el área donde más ha prevalecido la preocupación por estudiarlo ha sido el derecho, como se evidencia en Barrantes (1986), Devandas (2006), Espinoza (2007). Como lo señala Monge (1993) “… no es sino a partir de la década de 1970 que se comienza en forma incipiente a hablar de prevención de la delincuencia en el país. Sin embargo, desde muchos años antes, distintas instituciones y organismos sociales, han desarrollado programas que en su interior conllevan a objetivos de prevención.” (Monge, 1993) Este mismo autor plantea que, las Políticas de Prevención que se han planteado en el país, son competencia del Estado y éste debe definir una estrategia de prevención que involucre a todos los sectores de la sociedad, agregando que por razones históricas y económicas, las instituciones han orientado sus políticas prioritariamente hacia la represión del delito.

Por su parte, Barrantes (1986) concuerda con esta idea e indica que el Estado es quien tiene la misión de velar por los derechos fundamentales de los ciudadanos que viven en sociedad, por lo que esta labor se lograría mediante una coordinada política de prevención de la criminalidad. Continuando con esta idea, Devandas (2006) destaca en su trabajo, que aunque el concepto de “política criminal” varíe sustancialmente entre autores, las definiciones tienen un rasgo en común: suponen la existencia de un Estado como órgano de decisiones políticas, dentro de las cuales se encuentran aquellas que relacionadas con el control y prevención de la criminalidad, esto es la creación de políticas para abordar la criminalidad desde un punto de vista preventivo. Pese a que la autora no hace un análisis explícito del papel del Estado en las políticas de prevención del delito, constantemente hacen mención del mismo pg 24 y 25

 blibliograafia

Silvia González Jimé, Mariangel Sánchez, Sofía Vásquez Bolaños(2011) San José, Costa Rica,pdf, UNIVERSIDAD DE COSTA RICA FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES ESCUELA DE TRABAJO SOCIAL, “Políticas de prevención del delito en Costa Rica” recuperado de https://www.ts.ucr.ac.cr/binarios/tfglic/tfg-l-2011-04.pdf

Urcuyo, Constantino Foro sobre desarrollo humano y seguridad ciudadana: Pro-puestas para la acción / Constantino Urcuyo, Guiselle Boza  Milena Grillo; Rodolfo Calderón, comp. -- 1ª. ed. – San José C.R. : FLACSO, 2010  recuperado  de https://www.corteidh.or.cr/tablas/26763.pdf


evaluacion de conductas criminales

 

UNIDAD DE COMPORTAMIENTO CRIMINAL



La Unidad de Análisis del Comportamiento Criminal es un grupo interdisciplinario, creado desde la Oficina Planes y Operaciones para la investigación de crímenes violentos donde el autor es desconocido, además, realiza una labor de identificación de violadores en serie, con alto grado de posible reincidencia, que permite emitir alertas a las diferentes unidades policiales del país.

La unidad esta conformada por profesionales en psicología, sociología, criminología, derecho; así como, investigadores de amplia experiencia. El objetivo del grupo es mediante la técnica del perfilado criminal, determinar las características del presunto criminal para disminuir el rango de posibles culpables y ayudar a la policía, a delimitar las posibilidades de investigación, facilitándoles el centrarse en los blancos realistas.



Imputabilidad e inimputabilidad

 


Autores clásicos como Gisbert Calabuig, 2004 y José Ángel Patitó, 2000; conceptualizan la imputabilidad como aquel acto humano (acción u omisión) atribuido a una persona; la obligación de sufrir las consecuencias penales, por la realización de un hecho delictivo. Etimológicamente el término proviene de la raíz latina “imputare” que significa atribuir, asignar o poner en la cuenta o a cargo de alguien. Se destaca la comprensión, o sea comprender y entender el deber y la autodeterminación de la voluntad.

 

Podemos definir la imputabilidad como aquella acción u omisión que se genera a libre elección atribuida a un sujeto, la cual produce consecuencias por las que se debe cumplir y afrontar una determinada sanción

Es una condición jurídica poseída por todo aquel que tenga madurez mínima fisiológica y psíquica, salud mental y conocimiento de los actos que se realizan. (Patitó, 2000).

De acuerdo a Zazzali, 2007, imputabilidad significa capacidad para delinquir. Es el legislador quien fija las condiciones que debe reunir un sujeto para ser considerado inimputable y es el juez quien establece la imputabilidad o no del autor de un delito.

Así mismo, existe una condición en aquellas personas con defectos mentales de inteligencia y de voluntad, por lo que no están conscientes de sus actos que se conoce como inimputabilidad. Sin independencia de la voluntad o sin capacidad de entendimiento el sujeto es inimputable. (Zazzali, 2007)

Según Patitó, 2000, todo trastorno o alteración psíquica que perturben profundamente la inteligencia y/o la voluntad puede ser causa de inimputabilidad, por lo que, es inimputable aquel sujeto que no es responsable penalmente de un delito cometido, ya que no comprende las consecuencias que esto puede ocasionar.

Una condición entre las dos anteriores supracitadas, se le conoce como imputabilidad disminuida, ya que implica una disminución en la capacidad mental del sujeto para entender las consecuencias jurídicas de sus acciones. Maurach (1902-1976) indica que en este caso el autor es imputable pero para alcanzar el grado de conocimiento y dirección de un sujeto anímicamente normal, debe esforzar más su voluntad.

Este término ha generado controversia ya que para algunos autores la imputabilidad no puede ser medible, mientras que para otros si puede determinar un cierto grado que pueda clasificar esta condición en las personas de acuerdo a sus características o patologías asociadas, es por esto que estos términos se consideran conceptos jurídicos que presentan una base psicológica.

Para lograr comprender de una mejor manera el desarrollo de un tema específico es importante conocer la historia, sus orígenes, la forma cómo surgió, para tener entendimiento sobre su naturaleza y la manera en que se concibe actualmente, como se indica a continuación

Evolución de la imputabilidad a través de la historia

 

Según Ramírez S., 1981; desde tiempos de Aristóteles ya se mencionaba que “solo se comete delito o se hace acto justo cuando se obra voluntariamente, lo mismo en uno que en otro caso, pero cuando se obra sin querer no se es justo ni injusto a no ser indirectamente; porque al obrar así solo se ha sido justo o injusto por accidente”, para este filósofo era muy importante la voluntad para determinar las recompensas o castigos. Se centró en hablar de culpabilidad y de reproche, del libre albedrío, de la voluntad de poder escoger.

El sacerdote Víctor Catherin, seguidor de Santo Tomás de Aquino, indica que la autodeterminación de que goza el hombre es la base de la imputabilidad; se imputa cuando el hombre es libre de decidir la forma de actuar.

Bernaldo de Quirós 1957, expone que criminología la ha habido siempre, desde que ha habido crímenes…; una criminología, incipiente, rudimentaria, elemental; tan elemental y tosca, tan pedestre y vulgar como los romances de ciego, que siempre tuvieron en el delito una de sus favoritas inspiraciones. (Pablos de Molina, 2009)

 

Con el pasar de los años, a través de la historia se han venido desarrollando y transformando diferentes paradigmas con respecto al ámbito criminológico; partiendo de la premisa de que para que exista crimen o delito debe haber criminal; el cual infringe la ley o normas ya establecidas; estas personas han sido consideradas como personas

 

anormales en la sociedad.

 

La evolución de la criminología a lo largo de la historia tiene sus cimientos en las dos escuelas jurídico penales más importantes, que son la Escuela Clásica y la Escuela Positivista.

Desde el siglo XVIII, con el desarrollo de la Escuela Clásica, las normas penales impuestas eran consideradas caóticas, severas, desproporcionadas. Una de las aspiraciones contemporáneas básicas de la ley penal y de los Códigos Penales en concreto es que exista un mínimo nivel de seguridad jurídica, entendida ésta como la posibilidad de conocer las consecuencias jurídicas de un determinado acto. (Serrano Maíllo, 2009)

Se estableció desde un comienzo cuáles acciones estaban prohibidas y cuáles eran de cumplimiento obligatorio; así como las penas que se imponían si se realizaba alguna de estas acciones o si se incumplían. Sin embargo en esos tiempos esto no se encontraba ordenado en los Códigos Penales como actualmente se encuentran, por lo que se generaba una inseguridad acerca de las conductas que implicaban delitos así como las penas establecidas para cada uno de ellos. Fue hasta inicios del siglo XIX que se dispusieron las leyes en una codificación característica sobre todo para las de ámbito penal.

Harbottle, 2012 expone que el mayor representante de la Escuela Clásica fue Francesco Carrara (1805- 1888), quien buscó la causa de la diferencia en el tratamiento de imputables e inimputables; se basó de la ecolástica la que indicaba que el ser humano al utilizar sus facultades intelectivas y volitivas está en libertad de elegir. Hizo referencia y relación de hechos delictivos con determinadas enfermedades, sobre todo la manía, avocándolo en el término de lo que hoy se conoce como imputabilidad disminuida.

De acuerdo a Álvarez Díaz de León, 2012; otros representantes destacados de la escuela clásica del derecho penal fueron Cessare Beccaria quien tenía la inquietud de plasmar las leyes en un escrito de manera que pudieran ser comprendidas por los individuos, para encontrar la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley y con esto evitar una malinterpretación de las mismas.

Peregrino Rossi, quien consideraba que existía un orden moral que todo individuo debería seguir, aplicándose en la sociedad, piensa que la capacidad de juzgar le pertenece al superior sin embargo está consciente de que todo hombre puede juzgarse por igual.

Giovanni Carmignani, explica que el castigo que se le impuso al sujeto se realiza con el objetivo de prevenir la realización de delitos similares a futuro.

Para esta escuela la imputabilidad era medible para determinar la pena; por lo que se comenzó a hablar de imputabilidad agravada o atenuada, completa o incompleta, total y parcial o semi-imputable. (Yáñez, 1970), se considera a la persona normal como responsable y a la persona anormal como irresponsable y aquellos que padecían de un trastorno mental incompleto solo serían responsables de una manera atenuada. (Puig 1955).

Según Serrano Maíllo, 2009; con respecto a la teoría criminológica de la Escuela Clásica, se parte del hecho de que el hombre es libre y racional, capaz de razonar, tomar decisiones y actuar de a acuerdo a esto. Tiene la capacidad de determinar las ventajas y desventajas que le generará su accionar; efectuando un cálculo racional de los beneficios esperados (placer) y confrontándolos con los perjuicios (dolor) si los beneficios son mayores a los perjuicios se cometerá el acto. Sin embargo se determinó con el pasar del tiempo que este cálculo no es del todo perfecto, ya que se puede ver influenciado por ciertas condiciones o por diferencias entre las personas; aunque se insiste en lo fundamental del balance entre los beneficios y perjuicios que conllevarán a la realización del acto. Por lo que la Escuela Clásica se centró en determinar penas que hicieran sopesar en el individuo a la hora de tomar la decisión de realizar el delito, ya que una vez conociendo la pena que conllevaría realizar dicho acto implicaría un perjuicio manifiesto y por ende no cometería la acción, de forma que las penas se comenzaron a imponer con el fin de prevenir los delitos. Aunado a esto también se tenía claro otros elementos importantes para la prevención del delito como lo era la perfección de la educación y la realización de penas racionales, evitando las torturas que atentaban contra la dignidad humana; sin embargo siempre caracterizándose por ser certeras, prontas, severas y que guardaran proporcionalidad con el delito.

Por lo que esta escuela se basó en postulados como la igualdad, el libre albedrío, entidad del delito, imputabilidad moral y el método deductivo. Es decir el hombre nació libre e igual en sus derechos, puede escoger entre realizar actos que conllevará consecuencias positivas o negativas, de forma que si el hombre está consciente de estas consecuencias, tendrá la capacidad de afrontar y responder de acuerdo a lo realizado; lo cual es el fin último de esta corriente.

Posteriormente durante el siglo XIX, surgen otros representantes de la corriente que buscaban explicar las causas de la criminalidad desde el punto de vista científico, aplicando métodos de observación. Conformándose así la Escuela Positivista, la cual estaba representada por Augusto Compte, considerado el padre del Positivismo, Cesare Lombroso, Enrico Ferri y Garófalo (Harbottle,2012). Según Álvarez Díaz de León, 2012; se preguntaban cómo controlar la criminalidad y prevenirla para determinar las causas del motivo del hecho de delinquir, de esta manera aplicar el correctivo y controlar el problema.

bibliografia

UNIDAD DE COMPORTAMIENTO CRIMINAL recuperado de  https://sitiooij.poder-judicial.go.cr/index.php/oficinas/oficina-de-planes-y-operaciones/unidad-del-comportamiento-criminal

Florybeth Hernández Arguedas. Medicina Legal de Costa Rica. La imputabilidad e inimputabilidad desde el punto de vista médico legal. recuperado de https://www.scielo.sa.cr/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1409-00152015000200010


fundamentos de criminologia

  criminológico ante la conducta desviada




¿En el intento por impedir, castigar y prevenir  la desviación puede en realidad crearse la desviación misma?

La afirmación de que el control social lleva a la desviación o la crea puede significar, por lo menos, tres cosas diferentes:

A) Puede significar simplemente que, pese a que en nuestra sociedad se cometen gran cantidad de infracciones a las normas, ellas no constituyen realmente conductas desviadas, o no se las considera tales, mientras ningún grupo social las rotule como pertenecientes a esa categoría

B) Puede referirse a la posibilidad de que un actor se convierta un desviado por haber experimentado la reacción social ante una primera infracción de las normas.

C) Puede significar que la existencia cotidiana de agencias de control social produce determinadas tasas de desviación. La reacción social puede referirse a estas tres cosas.



La conducta desviada surge verdaderamente en el momento en que la sociedad establece reglas que definen qué comportamiento es aceptado y cuál no.

 Regresando a la afirmación de que el control social lleva a la desviación  refiriéndonos al punto A, siendo estrictos está claro que todo ser humano en algún momento de su vida ha cometido alguna o alguna serie de conductas que infringen alguna norma o regla social, como por ejemplo; tirar basura en lugares prohibidos e incluso quemarla provocando mayor contaminación; comprar piratería violando Derechos de Autor; el pasar un semáforo en rojo; estacionarse en doble fila provocando el tráfico y obstrucción a peatones etc., etc. Sin embargo aunque estas acciones estén catalogadas como “faltas”, a juicio de muchos llegan a ser acciones tolerables y las cuales su sanción se debería en ocasiones omitir, preferentemente en ocasiones donde la persona envuelta es uno mismo, ahí es el momento en donde la desviación primero se justifica y posteriormente se normaliza y esto es en nuestra opinión) en realidad el problema. La cuestión de consentir y perder la sensibilidad ante faltas, infracciones o conductas desviadas.

Dicho problema ha provocado al día de hoy permitir hechos lamentables, hechos donde se han faltado a las Garantías Individuales de muchas personas. Garantías como la dignidad, integridad, libertad y justicia han quedado vulnerables por esta pérdida de sensibilidad, y cabe añadir, la falta de valores del ser humano ante su semejante. Un ejemplo podría ser la moda en redes sociales de difundir algún video sobre un robo o un asalto, la mayoría de comentarios que vamos a encontrar refieren a emplear la violencia y la fuerza como una solución al problema ya que como comentábamos se ha perdido la sensibilidad y el amor por parte de la sociedad y en consecuencia se  ha acogido esta violencia como un medio prioritario de solución. La justicia por propia mano, que es una conducta regulada (artículo 17 constitucional), hoy gran parte de la población la permite, la acepta e incluso más triste le hace promoción; “¡Vecinos vigilando!”, “¡Ratero te estamos observando”!. “¡Si te agarramos te vamos a linchar PD. Sobre advertencia no hay engaño!” agregando al mensaje una vista aterradora con señuelos de sangre. Este tipo de mensajes ya es normal que se encuentren en entradas y salidas de muchas colonias, fraccionamientos y demás lugares en el país.

 Tomando el punto B de este planteamiento, a manera de ejemplo vamos a suponer que una persona por necesidad, o alguna otra situación de vulnerabilidad toma la decisión de hacerse de algo que no es de su propiedad (robar) para conseguir dinero y así superar su situación, -en muchas veces las emergencias o tragedias disponen al ser humano a tomar decisiones de riesgo- siguiendo con el ejemplo imaginemos que esta persona decide colarse solo en algún vecindario y por su falta de “conocimiento” o “experiencia” ya que se está enfrentando ante su primera conducta desviada a éste lo sorprenden y como nos encontramos en un vecindario donde antes se ha normalizado y promovido la violencia como medio para erradicar las “injusticias”, a este sujeto los vecinos lo toman y en lugar de dar parte a las autoridades inician con una injustificable reacción de someter al “desviado” y así entonces proceden a desvestirlo para después sujetarlo a un poste y ahí, sin defensa, comienzan a golpearlo y a grabar los hechos (típico linchamiento) faltando a su dignidad, integridad, libertad y a su derecho de recibir justicia ya que aun siendo responsable de un delito, toda persona infractora merece recibir una sanción apegada a la norma y no una sanción rotulada, etiquetada o designada por sujetos ajenos a la administración de justicia.

En consecuencia de esta experiencia una persona propensa a la desviación puede terminar afiliándose a ella, ya que las acciones del ser humano en gran parte se basan en sus sentimientos y emociones y, desde luego, una persona maltratada y abusada quedará marcada por un trauma lo que posiblemente provocará un entorno oscuro haciéndose de ella una persona que reincidencia en la desviación. El Estado y ahora la sociedad en general se han dedicado al ejercicio punitivo dejando de lado a la prevención, tolerancia y respeto a leyes, rotulando las conductas humanas a su consideración y criterio de acuerdo a la situación que más les convenga siguiendo marcando el problema al combatir la desviación.

Ahora, refiriéndonos al punto C, existen dos tipos de control social; la formal y la informal, en las líneas anteriores implícitamente se ha hablado sobre el control informal que resulta ser el hecho donde la sociedad se ha encargado de atacar la delincuencia y con estadísticas se ha demostrado que no es conveniente dejar en manos de los civiles la impartición de justicia. ¿Pero qué podemos comentar de los servidores públicos que si cargan con dicha responsabilidad?, ¿en realidad debemos confiar en los policías y atribuirle a ellos la responsabilidad de la seguridad social?, para muchos la respuesta es obviamente un sí, quizá para otros no tanto y a lo mejor para otros más la respuesta es no. Esta desigualdad se resume de las experiencias particulares que cada individuo tiene de un servidor público, pero en de manera general toda acción tiene una reacción por consiguiente una agencia de control social por supuesto que puede provocar un mayor índice delictivo cuando su verdadera finalidad es disminuir dicho índice. Por ejemplo; todos en algún momento han presenciado un hecho de corrupción por parte de un policía, donde este servidor público infringe a cometer un hecho tipificado como penal provocando una alza a la desviación por un lado y por el otro marcando como nula otra acción tipificada como puede ser el libramiento de una infracción de tránsito (lo más clásico) y con esto sin llegar a cosas concretas se demuestra que el supuesto a que la existencia de agencias de control social produce determinadas tasas de desviación es cierta.Irving Omar C(31 may 2019)




bibliografia
Irving Omar Cuevas Méndez(31 may 2019) ÁNALISIS CRIMINOLÓGICO DE LA CONDUCTA DESVIADA DESDE UN CRITERIO SOCIAL recuperado de https://corporativocrimus.wixsite.com/home/post/%C3%A1nalisis-criminol%C3%B3gico-de-la-conducta-desviada-desde-un-criterio-social

fundamentos de criminologia

 Comportamiento

Moralmente Reprochable


 


Con la prudencia que exige el hecho de que nuestros juicios pueden no ser correctos, equivocados, toscos o incorrectos. Utilizando la discreción para fomentar el juicio y la crítica constructiva, cuando no estemos de acuerdos con comportamientos específicos.

 De manera cotidiana las personas emitimos juicios sobre el comportamiento y los actos de los demás. Con frecuencia, nos convertimos en jueces sumarios del comportamiento de los demás, y nos pronunciamos acerca de la honestidad o deshonestidad del comportamiento de los demás, como lo señala Adolfo Sánchez Vázquez(1969),"los enunciados acerca de la bondad o maldad de actos realizados, así como respecto a la preferibilidad de una acción posible con respecto a otras, o sobre el deber u obligatoriedad de comportarse de cierto modo, ajustando la conducta a determinada norma o regla de acción, se expresan en forma de juicios:"

 Juicio  moral es una facultad del alma que permite diferenciar entre el bien y el mal. Cuando se pone en palabras, el juicio es una opinión o un dictamen. La moral, por otra parte, está asociada las costumbres, valores, creencias y normas de una persona o de un grupo social. La moral funciona como una guía para actuar ya que distingue entre lo correcto y lo incorrecto.

Se conoce como juicio moral, por lo tanto, al acto mental que establece si una cierta conducta o situación tiene contenido ético o, por el contrario, carece de estos principios. El juicio moral se realiza a partir del sentido moral de cada persona y responde a una serie de normas y reglas que se adquieren a lo largo de la vida.

 A lo largo de nuestra vida siempre, a través de distintos ámbitos y entidades (familia, sociedad, colegio…), se nos ha ido diciendo qué es lo que está bien y que es lo que está mal. No obstante, ante todo ello hemos podido reaccionar de modo diferente: aceptándolo, rechazándolo o simplemente ignorándolo.

 De esta manera, es que como han ido surgiendo lo que se conoce como estadios del juicio moral que son la moralidad heterónoma, el individualismo, las expectativas interpersonales, el sistema social y la conciencia.

 Así, cuando nos encontramos ante un hecho concreto, en base a nuestro juicio moral, actuamos de una forma u otra al considerar lo que está bien o mal.

 Eso al final supone también que luego nuestra actitud sea un elemento de estudio por parte de nuestra conciencia que determinará que como hemos actuado trae consigo un arrepentimiento, culpa o remordimiento.

 La familia, la escuela, la Iglesia y los medios de comunicación son algunas de las instituciones sociales que influyen en la adopción de los preceptos que determinan los juicios morales. Esto quiere decir que el entorno juega un papel preponderante en el pensamiento del sujeto sobre qué está bien y qué está mal.

 Por ejemplo: una madre sale a robar porque no consigue trabajo y no tiene recursos para alimentar a sus hijos. Más allá de las implicaciones legales del caso, algunas personas pueden realizar un juicio moral que considere que el accionar de la mujer está justificado.

 Queda claro que estos juicios no siempre tienen que ver con aquellos desarrollados en un tribunal aunque, por lo general, el Poder Judicial coincide con la ética imperante en una sociedad.


El sentido común sostiene que los seres humanos tenemos un estándar moral que nunca flaquea. Sin embargo, los estudios sobre quienes cumplen tareas difíciles de digerir desde el punto de vista moral, ya sea por obligación o por necesidad económica, demuestran que los códigos morales son más flexibles de lo que se supone. La gente suele adaptar su juicio en lo que los psicólogos llaman distanciamiento moral.

 En los últimos años, se ha determinado cuáles son las técnicas psicológicas más frecuentes para lograrlo y, por primera vez, las han probado en individuos que integran el equipo de ejecución de una prisión.

 Los resultados insinúan que el juicio moral de una persona puede variar de manera rápida o lenta, inconscientemente. "Nuestra capacidad de comprometernos y «descomprometernos» con nuestros principios morales ayuda a explicar por qué se puede ser brutalmente cruel y compasivo en segundos", explicó el profesor Albert Bandura, experto en psicología de la conducta moral de la Universidad de Stanford.

Según especialistas, los códigos de conducta que surgieron para mantener las primeras sociedades humanas, como la prohibición de matar o de robar, hubieran sido psicológicamente sofocantes si los seres humanos no hubieran tenido recursos para liberarse de ellos en situaciones extremas.

 Esta capacidad innata de desconectarse moralmente dificultó a los investigadores la tarea de hallar una relación entre las convicciones declaradas de las personas y su conducta: los religiosos pueden cometer delitos sexuales, las prostitutas pueden llevar vidas ejemplares, los soldados pueden cometer atrocidades.

 Ahora, los psicólogos de Stanford demostraron que los equipos de ejecución en las cárceles tienen un nivel muy alto de distanciamiento moral y que cuanto más próximos están a una ejecución, mayor es esa distancia.

fundamentos de criminología

 fenómeno anti social




Este es un término que es utilizado generalmente para referirse a una enfermedad, más bien a un trastorno psicológico que presentan algunos individuos. Como su nombre lo indica un sujeto con un trastorno de personalidad antisocial es aquella persona que está en contra de la sociedad, de sus normas y reglas de comportamiento, y hasta de los valores éticos y morales que se tratan de imponer en ella.





Para las personas antisociales las leyes y reglas que ya están establecidas en el mundo como normas de comportamiento carecen de importancia, por tal motivo sus acciones van en contra de ellas, además no tienen respeto por los derechos individuales de las personas, lo que los motiva a tomar acciones para perjudicar a los demás. Los sujetos denominados como antisociales están totalmente conscientes de que las acciones que están llevando a cabo no son las “normales”, es decir, saben que lo que están haciendo está mal, bien sea por ir en contra de la ley o de las costumbres de una comunidad, sin embargo sus impulsos antisociales lo motivan a continuar con el delito que este cometiendo.


características

El principal problema que existe ante la necesidad de establecer qué puede ser considerado una conducta antisocial y qué no, ya que la definición de conducta antisocial como toda aquella conducta o comportamiento que viole las normas sociales o los derechos de las personas engloba una cantidad demasiado grande y variedad de actos.

Por ejemplo, no lo mismo juzgar como conducta antisocial un atraco, que una pintada en una pared, que una manifestación en contra de alguna ley o situación injusta. Sin embargo todas ellas están orientadas a alterar el orden establecido

El hecho de que exista tanta flexibilidad en cuanto a la interpretación de ciertos comportamientos como conductas antisociales supone un problema en la sociedad actual. Además, existe la percepción de que en los últimos años el número de conductas antisociales ha aumentado considerablemente, puede ser que como respuesta a los cambios y fenómenos sociales y económicos vividos. Además, hay que tener en cuenta en cada cultura o sociedad puede determinar una serie de pautas o normas establecidas que regulen de manera aproximada qué conductas son consideradas como una agresión u ataque a la sociedad y cuáles no.

No obstante, existen una serie de factores que pueden resultar útiles a la hora de evaluar y distinguir una actuación como antisocial

  • Evaluación de la severidad de los actos.
  • Evaluación de la actuación en cuanto a alejamiento de las pautas establecidas socialmente.
  • Contexto sociocultural en el se lleva a cabo

Qué los causa o qué factores de riesgo existen

1. Factores individuales



Elementos como el temperamento o la personalidad, así como la impulsividad y los problemas de atención o la dificultad para adaptarse a los cambios pueden ser factores de riesgo básicos para el desarrollo de conductas antisociales.

Igualmente, la falta de habilidades para resolver problemas, un bajo ajuste escolar o social y una carencia de habilidades sociocognitivas, dificultan que la persona encuentre alternativas eficaces y satisfactorias en la resolución de conflictos más allá de las conductas antisociales.

2. Factores familiares



El ambiente familiar así como los estilos de crianza son esenciales a la hora de favorecer la aparición o desarrollo de conductas antisociales. Experiencias como la separación de los padres, los cambios de hogar o vivencias de situaciones más extremas de abuso o violencia doméstica pueden resultar desencadenantes para estas conductas.

Además, estilos de crianza inadecuados como los estilos muy permisivos o autoritarios también pueden ejercer un fuerte efecto en ellas.

 

3. Factores ambientales



El contexto sociocultural, la influencia de los medios de comunicación, de la escuela, los grupos de iguales o algunas instituciones, agrupaciones o asociaciones también pueden favorecer o alentar las reacciones agresivas, violentas o coléricas de algunas personas.

bibliografia


sábado, 13 de agosto de 2022

derivación de conducta







 En cuanto al fenómeno de la desviación, la criminología aborda los factores explicativos de la conducta desviada y la conducta delictiva (robo, homicidio, daño, etc.). Estos factores pueden ser vistos desde una perspectiva causal como determinantes de orden psicológico, biológico o social, o pueden ser estudiados como categorías de orden cultural resultantes de procesos de interacción y definición social complejos, en los que intervienen elementos de tipo histórico, político o cultural.

Esta herida no es una casualidad. La frialdad aparece como una armadura, como un método de defensa, como un sistema de refugio frente al dolor del mundo. Cuando alcanza su máxima expresión, hiere profundamente a la persona que la sufre, porque pierde su misma humanidad. Entonces se convierte en un esperpento de lo humano, en una imagen grotesca y deformada de lo que es, porque al aislarse e insonorizarse de los otros, acaba encerrada en una forma de existencia atomizada y autista.

 

Esta tendencia a la cerrazón, a aislarse de los otros es, en parte, consecuencia del exceso del mal, de la saturación que percibe el ciudadano. Los estímulos que torpedean su consciencia son tan sumamente negativos y dolorosos que tiende a protegerse de ellos e inmunizarse. La consecuencia de ello es la banalidad del mal, la incapacidad de sufrir con el otro, de padecer con él. Se opta por la vía individualista, por limitar la mirada a los propios problemas o, a lo sumo, a los del clan, como salida, como escapatoria

La frialdad es la consecuencia fatal del miedo. Consiste en concebir al otro como un ser separado, inconexo, independiente de mí, como una realidad ajena que nada tiene que ver con mi ser, ni con mi destino en la historia

La frialdad es la práctica de la ceguera y de la sordera de un modo intencional. Sólo es posible ejercitarla si uno se entrena en no ver lo que duele y en no escuchar el llanto de los que sufren. Es una retirada del mundo, una práctica de la evasión que no se realiza por frivolidad, sino por supervivencia.

La filosofía que rige la frialdad anímica es clara: el mundo es demasiado duro como para resistirlo; por consiguiente, uno debe ser fuerte y astuto, tener carácter y valor para no deshacerse en lágrimas. Es una filosofía de la voluntad, una negación de la emotividad y de los lazos humanos

La frialdad, muy extendida en las grandes urbes y en la vida económica, es consecuencia de la indiferencia, de la fragmentación de la sociedad, del temor a involucrarse en la vida del otro y de padecer lo que él padece. No es una casualidad. En el fondo, se trata, para decirlo con Ana Freud, de un mecanismo de defensa, de un modo de parapetarse y ahorrarse sufrimiento. Ningún ser humano desea padecer y, por ello, trata de separarse del sufrimiento ajeno y elevar un muro metálico para no percibirlo.

frialdad


bibliografia

CONDUCTA DESVIADA, CRIMINOLOGIA recuperado de Conducta Desviada, Criminologia | Abogado Penalista Costa Rica (abcconsulting-cr.com)


recuperado  de Misericordia hoy- Humanizar

factores y causas criminógenos

  Factor predisponente :  Potencial criminógeno del individuo que facilita el delito según su mayor o menor grado. Si tal conjunto es bastan...