criminológico ante la conducta desviada
¿En el intento por impedir, castigar y prevenir la desviación puede en realidad crearse la desviación misma?
La afirmación de que el control social lleva a la desviación o la crea puede significar, por lo menos, tres cosas diferentes:
A) Puede significar simplemente que, pese a que en nuestra sociedad se cometen gran cantidad de infracciones a las normas, ellas no constituyen realmente conductas desviadas, o no se las considera tales, mientras ningún grupo social las rotule como pertenecientes a esa categoría
B) Puede referirse a la posibilidad de que un actor se convierta un desviado por haber experimentado la reacción social ante una primera infracción de las normas.
C) Puede significar que
la existencia cotidiana de agencias de control social produce determinadas
tasas de desviación. La reacción social puede referirse a estas tres cosas.
La conducta desviada surge
verdaderamente en el momento en que la sociedad establece reglas que definen
qué comportamiento es aceptado y cuál no.
Regresando a la afirmación de que el control social lleva a la desviación refiriéndonos al punto A, siendo estrictos está claro que todo ser humano en algún momento de su vida ha cometido alguna o alguna serie de conductas que infringen alguna norma o regla social, como por ejemplo; tirar basura en lugares prohibidos e incluso quemarla provocando mayor contaminación; comprar piratería violando Derechos de Autor; el pasar un semáforo en rojo; estacionarse en doble fila provocando el tráfico y obstrucción a peatones etc., etc. Sin embargo aunque estas acciones estén catalogadas como “faltas”, a juicio de muchos llegan a ser acciones tolerables y las cuales su sanción se debería en ocasiones omitir, preferentemente en ocasiones donde la persona envuelta es uno mismo, ahí es el momento en donde la desviación primero se justifica y posteriormente se normaliza y esto es en nuestra opinión) en realidad el problema. La cuestión de consentir y perder la sensibilidad ante faltas, infracciones o conductas desviadas.
Dicho problema ha provocado al día de hoy permitir hechos lamentables, hechos donde se han faltado a las Garantías Individuales de muchas personas. Garantías como la dignidad, integridad, libertad y justicia han quedado vulnerables por esta pérdida de sensibilidad, y cabe añadir, la falta de valores del ser humano ante su semejante. Un ejemplo podría ser la moda en redes sociales de difundir algún video sobre un robo o un asalto, la mayoría de comentarios que vamos a encontrar refieren a emplear la violencia y la fuerza como una solución al problema ya que como comentábamos se ha perdido la sensibilidad y el amor por parte de la sociedad y en consecuencia se ha acogido esta violencia como un medio prioritario de solución. La justicia por propia mano, que es una conducta regulada (artículo 17 constitucional), hoy gran parte de la población la permite, la acepta e incluso más triste le hace promoción; “¡Vecinos vigilando!”, “¡Ratero te estamos observando”!. “¡Si te agarramos te vamos a linchar PD. Sobre advertencia no hay engaño!” agregando al mensaje una vista aterradora con señuelos de sangre. Este tipo de mensajes ya es normal que se encuentren en entradas y salidas de muchas colonias, fraccionamientos y demás lugares en el país.
Tomando el punto B de este planteamiento, a manera de ejemplo vamos a suponer que una persona por necesidad, o alguna otra situación de vulnerabilidad toma la decisión de hacerse de algo que no es de su propiedad (robar) para conseguir dinero y así superar su situación, -en muchas veces las emergencias o tragedias disponen al ser humano a tomar decisiones de riesgo- siguiendo con el ejemplo imaginemos que esta persona decide colarse solo en algún vecindario y por su falta de “conocimiento” o “experiencia” ya que se está enfrentando ante su primera conducta desviada a éste lo sorprenden y como nos encontramos en un vecindario donde antes se ha normalizado y promovido la violencia como medio para erradicar las “injusticias”, a este sujeto los vecinos lo toman y en lugar de dar parte a las autoridades inician con una injustificable reacción de someter al “desviado” y así entonces proceden a desvestirlo para después sujetarlo a un poste y ahí, sin defensa, comienzan a golpearlo y a grabar los hechos (típico linchamiento) faltando a su dignidad, integridad, libertad y a su derecho de recibir justicia ya que aun siendo responsable de un delito, toda persona infractora merece recibir una sanción apegada a la norma y no una sanción rotulada, etiquetada o designada por sujetos ajenos a la administración de justicia.
En consecuencia de esta
experiencia una persona propensa a la desviación puede terminar afiliándose a
ella, ya que las acciones del ser humano en gran parte se basan en sus
sentimientos y emociones y, desde luego, una persona maltratada y abusada
quedará marcada por un trauma lo que posiblemente provocará un entorno oscuro
haciéndose de ella una persona que reincidencia en la desviación. El Estado y
ahora la sociedad en general se han dedicado al ejercicio punitivo dejando de
lado a la prevención, tolerancia y respeto a leyes, rotulando las conductas
humanas a su consideración y criterio de acuerdo a la situación que más les
convenga siguiendo marcando el problema al combatir la desviación.
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